Los Macacos: diseñadores de TENTE
Durante toda la historia de Tente muchos han sido los macacos que contribuyeron a su desarrollo. Cada cual con su aportación personal.
Muchos pasaron sin dejar la menor huella en lo que a modelos se refiere, pero su personalidad, su excentricismo, o lo que fuera, catalizaron el ambiente del departamento. En otros casos, los conocimientos y el nivel profesional desembocaron en proyectos (que no en producto) que deberían tener un reconocimiento o un conocimiento público. En este sentido espero que mi colaboración a modo de rompehielos les anime a darlos a conocer.
Creo que ya lo comenté un día, pero durante unos años trabajábamos (ejem) juntos, compartíamos tiempo de ocio, vacaciones, aficiones, experiencias personales, amistad…¡era un asco!. Y os puedo asegurar que teníamos unas personalidades absolutamente y en algún caso radicalmente distintas. TENTE catalizaba. Eso sería.
Treinta años después todavía sabemos todos de todos, aunque no hablemos o nos veamos muy a menudo. Deducid de todo ello que el concepto MACACO incluye a muchas personas y os puedo asegurar y no es falsa modestia, que todavía tenéis que conocer lo mejor. De ellos depende. Animémosles.
Cuando yo empecé (76) flipaba, salvo tener que hacer 30 copias de cada modelo para la feria de Valencia, el resto del tiempo PODÍA HACER LO QUE QUISIERA CON TODO EL TENTE DEL MUNDO que existía en aquella época. BRUTAL. Lo mío eran los camiones y coches, pero también las figuras. Recuerdo un Sandokan…que rescataré de casa de mi madre, una serpiente construida con muchos bloques redondos, una mano para rascarme la espalda (estos dos últimos pegados con acetona), la reproducción del retrato de Lincoln/Gala de Dalí (por cierto en una foto de las que he enviado se puede ver).
Recuerdo el ansia con la que esperaba las piezas nuevas y con las que elaboraba planes maléficos. Una de las características mejores que se puede tener en un proceso creativo es darle la vuelta a la tortilla, cruzar el espejo, poner trampas al proceso…y observar. JE, JE. Ahí estaba yo a mis anchas, sin límites. Eso duró unos meses, después, digamos que todo empezó a volverse complejo, a profesionalizarse.
Sin embargo, el espíritu de los macacos era ese, la transgresión, la trampa, la evolución…
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