La forja de un macaco
[ Este artículo ha sido adaptado de los hilos que Teleféric publicó por primera vez en el foro de la TENTEteca (enlace | enlace).]
Mi intención es ir librando el material gráfico que poseo, que no es mucho, tal como avance mi crónica de las actividades que realicé en EXIN como diseñador […].
Es curioso lo que me ha hecho reflexionar vuestro foro a propósito de la influencia de los juguetes en la vocación profesional.
Por muchas vueltas que le doy, soy incapaz de llegar a ninguna conclusión.
Mi abuelo era tornero ajustador en grado de maestro de taller, no tuvo juguete alguno, mi padre y mis tíos tuvieron su Meccano y llegaron a ocupar puestos de responsabilidad en empresas metalúrgicas. Yo tuve mi Mecano demasiado joven y, a parte de odiar los tornillitos que mis manos no dominaban o cortarme continuamente con el destornillador, no tenía otra fijación mas que reproducir el transbordador aéreo del puerto de Barcelona que veía desde el balcón de mi casa. Con total desconocimiento de los sistemas de fuerzas, me llevaban a tumbar sillas en el pasillo de casa con el consiguiente enfado de mi madre «a ver si te crees tu que va a ser tan fácil» decía la mujer.
El caso es que, a parte del Mecano, mi padre se cuidó siempre de que hubiera una arquitectura entre mis juguetes, cosa en la que yo no había reparado antes. A parte de la tradicional, tuve las de Goula y no tuve Exin-Bloc porque, al parecer, no la consideraba digna.
Curiosamente, a mi hijo se dedicó a regalarle todo tipo de Mecanos para compensar los de arquitectura que había en casa y el chaval está estudiando ingeniería.
Lo que más me llama la atención de esta foto es la colección impresionante de Mini Cars (una especie de Micro Machines) que tenía y aún tuve más. ¡ Que lástima que no me quede ninguno para goce y envidia de más de uno!
[…] Mi padre localizó enseguida la llegada a España del bloquecito danés, de la mano de una sastrería madrileña recrecida, para la campaña de navidades del 1966 y reyes de 1967.
Fue una llegada triste con unas ya antiguas cajas gaveta rellenadas por los propios almacenes. No era a granel, más bien la gaveta debía estar llena de cajas más simples, quizás con litografía en francés.
La compañía Roca Radiadores en su stand de una feria, que se llamaba algo así como Salón de la Infancia y la Juventud, instaló como diez mesas con diez de esas cajas y, a sesiones de una hora, otorgaba un pomposo y coloreado diploma de «Arquitecto-Constructor» a quien a sus jueces les parecía (no tengo ni idea de quienes serían los jueces). Yo conseguí el mio.
Por reyes tuve mi propia caja con toda la aquiescencia familiar (tíos y abuelo) a propósito de las calidades del producto, que por cierto tenia los rótulos de las piezas en francés.
Años después en primero de carrera, salía de la Escuela Mohino. El curso había terminado en febrero con la irrupción de la policía en el aula de análisis de formas (dibujo artístico) y convocando exámenes libres en junio y setiembre. No había logrado aprobar tres asignaturas de primer curso que me iban a obligar a repetirlo.
Estábamos en Noviembre y el Consejo de Ministros no nombraba al Director-Policía que se encargase de reabrir la Escuela.
Pasé por el vestíbulo, miré con pereza el kilométrico tablón de anuncios: «convendría echarle un vistazo«.
Entonces aquello llamó mi atención. Era una octavilla con una flor verde dibujada con buena mano:
«Empresa de Molins de Rey precisa estudiantes de Arquitectura, preferiblemente de cursos superiores, para desarrollar juguete de construcción…»
Tomé el teléfono y me fui a casa.
Al llegar le comenté a mi padre la oferta de la octavilla.
– «Esos deben ser los del Scalextric«, -dijo- estaban haciendo una fábrica nueva en Molins de Rey (Barcelona), sí eran EXIN Lines Bros.
Este recorte de fotografía digital muestra un modelo que mi hijo rescató de las cajas de modelos arrinconadas en el desván. Se trata de un satélite espía que formaba parte de la escenografía de un escaparate de exhibición de Tente en el stand de la planta de juguetes de los almacenes de Plaza Cataluña de Barcelona en Navidades del 80, creo.
Siguiendo con la historia. Allá que me fui a Molins de Rey donde me recibió el que era reciente jefe de I+D y de hecho su impulsor. Un ingeniero de treinta y pocos años, procedente de una conocida marca de motocicletas, y con una especialización (máster) en diseño. Ya tenía obra publicada en revistas con la casa de motocicletas.
Este señor me dijo:
- «EXIN va a lanzar un juego de construcción de alta calidad en un módulo distinto a Exin-bloc que se llamará TENTE, de sostente, y por eso deseamos la colaboración de estudiantes que nos ayuden a darle forma, pero veo que es usted de primer curso»
- «Pero ya he ganado un concurso de Lego« – dije yo con todo mi atrevimiento.
- «¿Aquí en España?» – Preguntó con una cara de sorpresa muy característica suya. Entonces yo saqué mi título.
- «Ya veo que es de la casa Roca, pero no nombre esa marca en esta casa, aquí la llamamos la competencia» – dijo el hombre poniendo cara de agrado.
- «Bien ahora le harán un examen».
Nos dieron a dos o tres (no recuerdo) unas piezas con el módulo danés exacto pero sin logo en los tetones. Al parecer procedían de un intento anterior de Exclusivas Industriales (Exin) de poner en marcha ese juego. Como mínimo una marca italiana lo había intentado y había llegado al mercado.
- «Construyan lo que puedan con esto y luego dibujen algo que les parezca adecuado para ser construido con TENTE«.
Recuerdo haber dibujado y construido algo parecido al TENTE Mini que aparecía en último lugar en la página principal de la Tenteteca y que luego dio lugar a esa cajita.
Volvió a aparecer el Ingeniero Industrial.
- «¿Tengo posibilidades?» – le pregunté tras una charla que me pareció propicia
- «Hombre, aunque es usted de primer curso, con su examen y teniendo ya un concurso de la competencia…»
[Tras este examen, Teleféric pasó a formar parte del primer equipo de diseñadores de TENTE y ese convertiría en parte activa de la historia del mítico juego de construcción. ]
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